martes, 17 de junio de 2014

DESCRIBETE A TRAVÉS DE LAS CANCIONES


1. Descríbete:
Yo que soy más catalán que las anchoas de la Escala o los galets de Navidad, 
yo que tengo una erección cuando subo al Pedraforca o hago trekking por Montserrat, 
yo que voto Convergencia Y que tengo sueños eróticos con Jordi Pujol, 
yo que soy socio del Barça y no trago ni en pintura a los Pericos de Sarrià, 
yo pienso que Serrat siempre ha sido un traidor, en mi coche sólo suena Luís Llach, 
yo que llevo los Segadors como politono del móvil, la bandera en el balcón. 
yo que siempre he defendido los productos de la tierra.

(jenifer-els catarres)


2. ¿Qué sienten las personas acerca de ti?:
Cómo gasto papeles recordándote,
cómo me haces hablar en el silencio,
cómo no te me quitas de las ganas
aunque nadie me ve nunca contigo.
Y cómo pasa el tiempo que de pronto son años
sin pasar tú por mí, detenida.

(Te doy una canción- Silvio Rodríguez)


3. ¿Tus gustos?
Un zumo de papaya y un té siente divino,
lo tomo por la mañana al saltar de la cama,
y doy gracias a dios...
por el zumo de papaya,
zumo de papaya,
zumo de papaya.

( el zumo de papaya-Trio zapatista)

4. ¿Cómo es esa persona a la que quieres?
Puedo ver la luz del sol en su mirada,
y sentir el calor que desprende
cuando baila a mi alrededor, 
cada noche vuelvo a perder el control. 

(En Brazos De Ella-Pablo Alboran)


5. ¿Dónde quisieras estar ahora ?:
A lo lejos a través de los océanos,
un paraíso por descubrir,
olvídese de Nueva York y California,
hay un lugar mejor,
ahora cierra los ojos,
toma mi mano,
estamos casi allí 
Nuestro lugar favorito en la tierra ,
Massachusetts.

(Massuchusetts-Yevis)

6. ¿Cómo eres respecto al amor?:

Me he enamorado,
me he enamorado por primera vez,
y esta vez se que es real,
me he enamorado, si, 
Dios sabe, Dios sabe que me he enamorado.

(Queen- I Want to break free) 


7. ¿Cómo es tu vida?:
Como un libro
que no sabes el final,
y te asusta lo que lees,
asi la vida es. 

Cuando naces,
ya te expones al dolor,
y de a poco y con valor, 
Logras crecer. 

(Mariah Carey-Hero)


8. ¿Qué pedirías si tuvieras un solo deseo?:
Hundirme, nada puede,
hundirme, mi nivel es demasiado alto,
hundirme, nada puede
hundirme, dije
porque soy feliz.
(Happy-Pharrell Williams)


9. Escribe una cita o frase sabia:  
Es la apatía lo que nos vuelve débiles 
es la avaricia lo que nos vuelve esclavos 

será la unión lo que nos haga fuertes y libres 
será el amor el que nos hará mejores

(seguirem endevant-els catarres) 


10. Ahora despídete:
Tú, mi querido tú. 
Recuerdos buenos y malos, 
eso es todo lo que me llevo. 
Por lo tanto, adiós. 
Por favor, no llores, 
aambos sabemos que yo no soy lo que tú necesitas. 

Y yo 
siempre te amaré, 
siempre te amaré. 


(Whitney-Houston-I will always love you)

domingo, 15 de junio de 2014

DIME QUE TE GUSTA DE MI BLOG

Una tarde, le enseñe mi blog a mi madre:

-Mira Mama Éste es el blog que hacemos en castellano.
-Es muy bonito, me gusta mucho este fondo que tiene.
-Gracias.
-¿Esas entradas las has hecho tu o las pones de internet?
-Las he hecho yo, el profesor nos dice de que tenemos que hablar a cada entrada, y luego cada uno lo hace a su manera.
- Eso está muy bien. Así aprendéis de otra forma más divertida para vosotros.
-Sí. ¿Cuál es la entrada que más te ha gustado?
-Todas me han gustado mucho, pero la que más ha sido, pasito a pasito hasta la desesperación.
-Esa es mi favorita.
-Gracias por enseñarme tu blog.
-De nada.
-Adiós.
-Adiós.

¿ES MI BLOG UN HIPERTEXTO?

Un hipertexto es un texto que contiene elementos a partir de los cuales se puede acceder a otra información.
Realmente, no se si mi blog lo es. Pero ahora haré un hipertexto con las entradas que mas me gustan de mi blog. 
Historia de amor con muy buena ortografia
Háblame de colores
Pasito a pasito hasta la desesperacion
Lo que esconde la verdad

sábado, 7 de junio de 2014

UN GIF Y UN RELATO


La chica 100% perfecta - Haruki Murakami


Una bella mañana de abril, en una callecita lateral del elegante barrio de Harajuku en Tokio, me crucé con la chica 100% perfecta.

A decir verdad, no era tan guapa. No sobresalía de ninguna manera. Su ropa no era nada especial. En la nuca su cabello tenía las marcas de recién haber despertado. Tampoco era joven –debía andar alrededor de los treinta, ni si quiera cerca de lo que comúnmente se considera una “chica”. Aún así, a quince metros sé que ella es la chica 100% perfecta para mí. Desde el momento que la vi algo retumbó en mi pecho y mi boca quedó seca como un desierto.

Quizá tú tienes tu propio tipo de chica favorita: digamos, las de tobillos delgados, o grandes ojos, o delicados dedos, o sin tener una buena razón te enloquecen las chicas que se toman su tiempo en terminar su merienda. Yo tengo mis propias preferencias, por supuesto. A veces en un restaurante me descubro mirando a la chica de la mesa de junto porque me gusta la forma de su nariz.

Pero nadie puede asegurar que su chica 100% perfecta corresponde a un tipo preconcebido. Por mucho que me gusten las narices, no puedo recordar la forma de la de ella –ni siquiera si tenía una. Todo lo que puedo recordar de forma segura es que no era una gran belleza. Extraño.

-Ayer me crucé en la calle con la chica 100% perfecta –le digo a alguien.
-¿Sí? –él dice- ¿Estaba guapa?
-No realmente.
-De tu tipo entonces.
-No lo sé. Me parece que no puedo recordar nada de ella, la forma de sus ojos o el tamaño de su pecho.
-Raro.
-Sí. Raro.
-Bueno, como sea –me dice ya aburrido- ¿Qué hiciste? ¿Le hablaste? ¿La seguiste?
-Nah, sólo me crucé con ella en la calle.

Ella caminaba de este a oeste y yo de oeste a este. Era una bella mañana de abril.

Ojalá hubiera hablado con ella. Media hora sería suficiente: sólo para preguntarle acerca de ella misma, contarle algo acerca de mi, y –lo que realmente me gustaría hacer- explicarle las complejidades del destino que nos llevaron a cruzarnos uno con el otro en esa calle en Harajuku en una bella mañana de abril en 1981. Algo que seguro nos llenaría de tibios secretos, como un antiguo reloj construido cuando la paz reinaba en el mundo.

Después de hablar, almorzaríamos en algún lugar, quizá veríamos una película de Woody Allen, parar en el bar de un hotel para unos cócteles. Con un poco de suerte, terminaríamos en la cama.

La posibilidad toca en la puerta de mi corazón.

Ahora la distancia entre nosotros es de apenas 15 metros.

¿Cómo acercármele? ¿Qué debería decirle?

-Buenos días señorita, ¿podría compartir conmigo media hora para conversar?

Ridículo. Sonaría como un vendedor de seguros.

-Discúlpeme, ¿sabría usted si hay en el barrio alguna lavandería 24 horas?

No, simplemente ridículo. No cargo nada que lavar, ¿quién me compraría una línea como esa?

Quizá simplemente sirva la verdad: Buenos días, tú eres la chica 100% perfecta para mi.

No, no se lo creería. Aunque lo dijera es posible que no quisiera hablar conmigo. Perdóname, podría decir, es posible que yo sea la chica 100% perfecta para ti, pero tú no eres el chico 100% perfecto para mí. Podría suceder, y de encontrarme en esa situación me rompería en mil pedazos, jamás me recuperaría del golpe, tengo treinta y dos años, y de eso se trata madurar.

Pasamos frente a una florería. Un tibio airecito toca mi piel. La acera está húmeda y percibo el olor de las rosas. No puedo hablar con ella. Ella trae un suéter blanco y en su mano derecha estruja un sobre blanco con una sola estampilla. Así que ella le ha escrito una carta a alguien, a juzgar por su mirada adormecida quizá pasó toda la noche escribiendo. El sobre puede guardar todos sus secretos.

Doy algunas zancadas y giro: ella se pierde en la multitud.



Ahora, por supuesto, sé exactamente qué tendría que haberle dicho. Tendría que haber sido un largo discurso, pienso, demasiado tarde como para decirlo ahora. Se me ocurren las ideas cuando ya no son prácticas.

Bueno, no importa, hubiera empezado “Érase una vez” y terminado con “Una historia triste, ¿no crees?”



Érase una vez un muchacho y una muchacha. El muchacho tenía dieciocho y la muchacha dieciséis. Él no era notablemente apuesto y ella no era especialmente bella. Eran solamente un ordinario muchacho solitario y una ordinaria muchacha solitaria, como todo los demás. Pero ellos creían con todo su corazón que en algún lugar del mundo vivía el muchacho 100% perfecto y la muchacha 100% perfecta para ellos. Sí, creían en el milagro. Y ese milagro sucedió.

Un día se encontraron en una esquina de la calle.

-Esto es maravilloso –dijo él- Te he estado buscando toda mi vida. Puede que no creas esto, pero eres la chica 100% perfecta para mí.

-Y tú –ella le respondió- eres el chico 100% perfecto para mi, exactamente como te he imaginado en cada detalle. Es como un sueño.

Se sentaron en la banca de un parque, se tomaron de las manos y dijeron sus historias hora tras hora. Ya no estaban solos. Qué cosa maravillosa encontrar y ser encontrado por tu otro 100% perfecto. Un milagro, un milagro cósmico.

Sin embargo, mientras se sentaron y hablaron una pequeña, pequeñísima astilla de duda echó raíces en sus corazones: ¿estaba bien si los sueños de uno se cumplen tan fácilmente?

Y así, tras una pausa en su conversación, el chico le dijo a la chica: Vamos a probarnos, sólo una vez. Si realmente somos los amantes 100% perfectos, entonces alguna vez en algún lugar, nos volveremos a encontrar sin duda alguna y cuando eso suceda y sepamos que somos los 100% perfectos, nos casaremos ahí y entonces, ¿cómo ves?

-Sí –ella dijo- eso es exactamente lo que debemos hacer.

Y así partieron, ella al este y él hacia el oeste.

Sin embargo, la prueba en que estuvieron de acuerdo era absolutamente innecesaria, nunca debieron someterse a ella porque en verdad eran el amante 100% perfecto el uno para el otro y era un milagro que se hubieran conocido. Pero era imposible para ellos saberlo, jóvenes como eran. Las frías, indiferentes olas del destino procederían a agitarlos sin piedad.

Un invierno, ambos, el chico y la chica se enfermaron de influenza, y tras pasaron semanas entre la vida y la muerte, perdieron toda memoria de los años primeros. Cuando despertaron sus cabezas estaban vacías como la alcancía del joven D. H. Lawrence.

Eran dos jóvenes brillantes y determinados, a través de esfuerzos continuos pudieron adquirir de nuevo el conocimiento y la sensación que los calificaba para volver como miembros hechos y derechos de la sociedad. Bendito el cielo, se convirtieron en ciudadanos modelo, sabían transbordar de una línea del subterráneo a otra, eran capaces de enviar una carta de entrega especial en la oficina de correos. De hecho, incluso experimentaron otra vez el amor, a veces el 75% o aún el 85% del amor.

El tiempo pasó veloz y pronto el chico tuvo treinta y dos, la chica treinta

Una bella mañana de abril, en búsqueda de una taza de café para empezar el día, el chico caminaba de este a oeste, mientras que la chica lo hacía de oeste a este, ambos a lo largo de la callecita del barrio de Harajuku de Tokio. Pasaron uno al lado del otro justo en el centro de la calle. El débil destello de sus memorias perdidas brilló tenue y breve en sus corazones. Cada uno sintió retumbar su pecho. Y supieron:

Ella es la chica 100% perfecta para mí.

Él es el chico 100% perfecto para mí.

Pero el resplandor de sus recuerdos era tan débil y sus pensamientos no tenían ya la claridad de hace catorce años. Sin una palabra, se pasaron de largo, uno al otro, desapareciendo en la multitud. Para siempre.

Una historia triste, ¿no crees?



Sí, eso es, eso es lo que tendría que haberle dicho.







jueves, 5 de junio de 2014

BAJA DE LAS NUBES

Era un viernes normal, solo faltaba la ultima hora de clase, tocaba mates, la profesora estaba hablando, explicándonos el tema 5 del libro, pero mi compañera Paula y yo no nos estábamos enterando de nada de lo que decía, así que nos pusimos a hablar de recuerdos de nuestra infancia.
-Me acuerdo de pequeños que éramos muy pocos en la clase- Le dije yo.
-Sí, solo cinco, cuatro niñas y un niño.- Me respondió ella.
Estuvimos 25 minutos hablando, cuando de repente la profesora nos hizo una pregunta, pero no nos enterábamos de nada, así que no le respondimos, al cabo de un rato la profesora volvió a decir:
-Baja de las nubes.
-¿Qué?- Le respondimos
-Que bajáis de las nubes de una vez.
Pero seguíamos sin oírla, la profesora nos continuó hablando, no sabíamos que nos estaba pasando, yo solo oía a mi compañera y ella solo a mí, pero no podíamos oír lo que decían los demás, cuando de repente un grupo de pájaros pasaron justo por nuestro lado, Paula y yo no entendíamos nada, al cabo de un rato vimos como la profesora cogía un megáfono, y nos dijo que bajásemos de las nubes, esa vez sí que la oímos, pero no entendíamos porque nos lo decía, en ese mismo instante un helicóptero se paró justo a nuestro lado, el hombre que había dentro nos dio una escalera, y nos dijo:
-Es para que podáis bajar de las nubes.
-¿De qué nubes nos está hablando?- Le respondimos.
-Si bajáis por esa escalera ya lo entenderéis.
Así que le hicimos caso, una vez a bajo, miramos hacia arriba y lo entendimos todo.

Aun no sé cómo llegamos hacia las nubes, pero la cuestión es que pudimos bajar.